Mi rostro se reflejaba en el espejo roto, apenas visible, sobre un muro de la estación del tren de barrancas de Belgrano. Mis ojos verdes mezclados con agua clara de mar, cansados de vivir y de ver tantas cosas que en muchas ocasiones preferiría borrar de mi mente, algunos malos recuerdos.
Espero al tren. Tarda mucho en venir. No llega como siempre, nunca llega hasta que mis pensamientos no cesen de una vez y destruido finalmente este. No tengo un plan sobre mi existencia y convivencia en el mundo pero tengo muchas oportunidades rotundas. Las cosas, las que vemos casualmente y las abstractas, cambian muy a menudo y generan sensación ambigua en mí.
Llega el tren, tengo un plan, una idea, se que hacer. Agarro mi mochila, me la cuelgo sobre mi hombro y corro hasta las puertas de abrir, automáticas, de este transporte rápido. Pensé, decidí y creo tener noción de lo que iré a hacer.
lindos textos (LL)
ResponderEliminarun besito g onz.