El retrato de Jesús más allá y la vela encendida más acá, no era casualidad de aquel malestar. El estante que guarecía a los vasos de aquel peligro inminente que iría a destrozarlos, más tarde, y el ritmo que seguía cada vez que chasqueaba la lengua contra mis dientes eran desesperantes. Me balanceaba sobre aquella silla descuidada que se situaba en la cocina pequeña mientras silbaba sin saber que lo hacía. Lograba escuchar perfectamente el siseo como el latido de mi corazón que de a poco se iba acelerando. Algo me inquietaba y no sabía que era.
Me levanté silenciosa y sigilosamente del respaldo del asiento y empecé a encaminarme hacia el estar donde había dos sillones, que si los unías formaban una especie de cama. Quería relajarme así que junte estos y me acosté. Entre rápidamente en el sueño que tanto anhelaba y finalmente comprendí todo. Vos eras la causa de mi asfixia. Quiero soñar ironias y no despertar jamás.
gonzalo julián
Nunca voy a terminar de entender quién soy realmente y menos ustedes. No creo que alguien haya podido descifrarme y mucho menos entenderme por qué soy así. Puedo amarme como también puedo odiarme. Puedo ser feliz y al rato infeliz, cambiando constantemente mi estado anímico (bipolar grado uno). Soy raro, me gusta llamar la atención, me gusta estar en todos lados y por sobretodo me gusta, a pesar de todos mis amigos que me rodean, ser solitario. Me excitan la soledad, el drama, la locura y el deseo del suicido. Me encanta el cine y las letras, me gusta hacer nada y me gusta viajar. El aire y los recuerdos, sincronizando. Las mentiras y las verdades, en mi vida, irán siempre agarradas de la mano.
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