El humo del cigarrillo que asciende rápidamente y por las paredes muere. Un vaso casi vacío en la punta de la mesa, el inquietante ruido de las agujas del reloj moviéndose constantemente y mi cabeza eligiendo cuidadosamente las frases para recordarte que aún sigo vivo. Recuerdos de un tiempo muy lejano que vuelven, vos y tus palabras tan perfectamente elegidas. Caricias, besos y unas cuantas cartas quedan aún vivas en mi memoria. Tu sonrisa, tu piel y tus dientes. Eras protagonista de mi vida, el tiempo pasó y sin embargo sigues visitándome. Dolor y más dolor hicieron que te olvidara. La melancolía me enseño y de a poco fuí cambiando para bien, tratando de ser feliz con diminutas sensaciones. Sentimientos que mueren al instante, palabras que no llenan tanto como vos, mentiras y engaños que constantemente vivo. Recuerdo el ayer, el día que te conocí, el día que me enamoré perdidamente de vos, el día que te perdí y por sobretodo del hilo que encierra mi memoria, llevo colgado el triste dolor de querer suicidarme por vos. Los días cambiaron, hoy soy otro y hoy vivo por otras personas. La lluvia paró y acá sigo, sobrevivo y dejó de lado muchas cosas que desgarran mi alegría. Canciones, poemas, frases, oraciones y es enserio cuando digo que todo lo trato. Ya no tengo aquella edad en la que me enamoraba fácil, hoy cuesta y mañana supongo que será más duro. No sé si soy feliz pero sé que la vida cuesta vivirla y lo único que queda es seguir este juego sin un final comprensible.
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